Al final de este artículo te comparto mi lista de spotify!
#Visitar a los Kazajos
Si hay una imagen de Mongolia que haya dado la vuelta al mundo, esa es la de los kazajos cazando con águilas.
Es curioso que las gentes más conocidas de este país, no sean de raza mongola. Y que la mayoría de los de raza Kazajo vivan fuera de Kazajistán, en Mongolia.
La historia de este pueblo empieza en realidad como uzbekos, un grupo de mongoles islamizados, cuyo nombre derivadel lider Ózbeg, que controlaron la estepa en el sXV.
Entonces una disputa interna dividió a los Uzbekos en dos grupos. Los que quedaron al sur dieron nombre a Uzbekistan moderno, los del norte mantuvieron su estilo de vida nómada, adoptando por tanto el nombre de Kazajos que viene precisamente de la palabra turca que significa: jinete libre o aventurero.
Eran pues, una confederacion de pueblos nómadas. De nuevo una línea imaginaria y política divide un terreno sin tener en cuenta a los grupos culturales.
Fue en 2016 que un documental sacó a la luz la historia de una joven Kazajo que habitaba en las montañas Altai, la
Primera mujer en ganar el festival de águilas. Este documental hizo que todo el mundo pusiera sus ojos en la maravillosa tradición cetrera y el pueblo de Mongolia.
Sólo entonces, comenzaron a llegar los turistas a este apartado país donde “no hay nada”.
Era mi objetivo número uno del viaje, como historiadora y viajera, siempre fui fanática de los cuadernos de Marco Polo, soñaba con conocer las tierras de Ghengis y a los nomadas más valientes del mundo. Y por ello fue la primera expedición que organicé.
Tomamos un avión a Ölgii, luego una furgoneta rusa y finalmente, tras atravesar la estepa nevada en noviembre a menos 20 grados, llegue a la casa de una familia kazajo.
La primera sorpresa fue ver que el águila, estaba allí en el salón, como un hijo más.
En muchas ocasiones, por el trato que se le daba, parecía más importante incluso.
Y es que a esas temperaturas y con un invierno tan largo, el águila se ha vuelto imprescindible para la supervivencia.
Me ofrecieron leche agria de Yak y otros productos lácteos, y carne de Caballo.
Después de una semana echaba muchísimo de menos ver algo verde en mi plato. Comí un poco y salí a disfrutar del atardecer que reflejó sus dorados en la infinita estepa, mientras los yaks pastaban inundando el paisaje.
Un poema para los ojos.
Al entrar en la casa sentí un fuerte aroma a Caballo y a Cabra. Incluso aunque no hubiera Carme en la mesa, los productos lácteos tenían un olor que difícilmente olvidaré. Comí un poco por respeto a la familia y me fui a dormir, a mi saco, que estaba tendido bajo la carne que colgaba de las vigas de toda la casa. Claro, toda ella era una nevera.
Las estepas mongolas te dan la misma sensación que el Océano de estar frente a algo inmenso, y de llenarte de energía.
A la mañana siguiente salimos en busca de un zorro. El hombre me pregunta si puede invitar a unos amigos a la caza. Le digo que por supuesto que si. Y sin darme cuenta estaba en la furgoneta con 5 amigos y sus correspondientes 5 aguilas.
Yo abrazaba a mi hija de 9 meses les decía que ella era mi águila.
Pasamos horas en la cima de la montaña, por suerte podíamos entrar en la furgoneta de vez en cuando a sentir el calor. Aquel día alcanzamos menos 30.
Justo cuando íbamos a dar el día por terminado, vi un punto negro moverse con rapidez en lo profundo Del Valle. Un zorro!
Los kazajos comienzan a gritar para motivar a sus amigas, y quitándoles el antifaz las lanzan rápidamente al vuelo.
La primera falla.
La segunda atrapa al zorro sin dejarle escapatoria. Y pronto todos comienzan a correr colina abajo, para separarlas.
Un hermoso zorro de pelo rojo, yacía entre ellas. Uno de los hombres sacó rápidamente un cuchillo y sin darme tiempo a taparme los ojos, lo cortó en 5 pedazos, para darle uno a cada águila.
El zorro no había salido así porque sí, sino que uno de los amigos iba por El Valle intentando sacarlos de su escondite.
Ahí radicaba la belleza de este singular equipo de caza: Hombre y águila no podían tener éxito el uno sin el otro.
Me explicaron que la carne es para ellas pues ellas han hecho el trabajo y la merecen. Y que ellos tan solo se quedaran con el abrigo, el único que les permitirá sobrevivir a estas temperaturas.
Música de Mongolia