Soy Silvia,
y me gustaría contarte un poco más de mí…

Hace ya 18 años que me fui de viaje sola por primera vez. Fue en verdad un accidente, porque una amiga me dejó tirada.

Sin embargo, me hizo un regalo que cambió mi vida: descubrí que podía ir a dónde soñara sin tener que encontrar antes a alguien que me acompañe.

Desde siempre he sentido una incansable curiosidad por conocer otras culturas y formas de pensar. Y ello me ha llevado a desplazarme geográficamente de modo constante, alcanzando más de 100 países.

He viajado con muy poco dinero y a veces con mucho, pero siempre flexible y en contacto con los locales, para conectar y conocer la belleza de las personas y sus ideas.

Me encanta probar cosas nuevas, para ver el mundo a través de otras perspectivas. Bajo el agua haciendo buceo, desde las montañas aprendiendo alpinismo, o compartiendo el día a día con monjes de Camboya, chamanes de Sudamérica, gurús de India o tribus de África.

Después de 12 años trabajando, y recorriendo el mundo con mi mochila, en esa rueda de ganar y gastar, decidí unir mi amor por viajar con mi pasión por conectar realmente con la gente y comencé a ganar dinero “sin darme cuenta”.

Comencé motivando a las personas a romper sus bloqueos y miedos, a través de aventuras guiadas en diferentes lugares dónde las agencias de viajes aseguraban que había un fuerte conflicto entre visitantes y locales: lugares como Cuba, Namibia, Botswana, Irán, Indonesia, Tanzania, etc.

Hace un poco más de 2 años quise cumplir mi sueño de combinar mi vida con la crianza de un ser humano, de la forma en que siempre había soñado: libre de nacionalidades, de televisión, y de ideas que sólo son válidas en una sociedad concreta. Lo hice sola y fue una decisión que requirió de mucha valentía.

Ahora sigo recorriendo el mundo con Estrella, que en sus dos primeros años de vida visitó 32 países. Y tuvo de nannys a Masais, musulmanas, monjes, psicólogos y pediatras de distintas zonas del mundo. 

Nos gusta tomar acción frente a nuestros miedos para que no limiten nuestra vida.

Te cuento que cruzamos Mongolia y Laponia a menos 30 grados de temperatura para superar mi miedo al frío.

También rompimos con la creencia de que los bebés necesitan un lugar estable para crecer felices. Demostrando que es más práctico estar entrenado para el cambio y para ser felices en cualquier circunstancia. 

Vivimos cada día como si fuera el último, y somos inmensamente felices.

Gracias a toda esta experiencia vital, hoy sigo ayudando a personas que quieren hacer un cambio en su vida o alcanzar una meta, y no han encontrado aún la valentía y la fuerza interna que necesitan para romper con los bloqueos que se lo impiden.

Por esto decidí ofrecer Mentoring Movimiento Vivencial.

Espero poder acompañarte en este  viaje personal, ayudarte a eliminar tus bloqueos y a que logres esas metas que siempre has deseado.